Ya sea a la hora de buscar una aventura o relaciones más estables, las redes sociales se han convertido en uno de los espacios de encuentro más importantes y más usados actualmente para buscar “el amor”. Para la investigadora de temáticas de identidad y redes sociales de la Universidad Casa Grande, Mabel González, esto es natural, pues explica que “lo digital es una parte de nuestras vidas, se usa para trabajar, para comunicarnos con nuestros amigos y familia, por qué no usarlo para buscar pareja, desde ese punto de vista se puede estar naturalizando”.
Pero la búsqueda de pareja a través de la red no es algo nuevo, desde mediados de los años 90 los sitios de citas por internet llegaron para quedarse, lo que ha cambiado con el avance de la tecnología y el ingreso de las redes sociales, es que la búsqueda se puede realizar a través de un dispositivo móvil y descargando una aplicación. La lista es amplia, Tinder, Badoo, Grindr, OkCupid… son algunas de las más conocidas.
Hacer match no lo es todo
En Ecuador, al igual que en muchos países como Estados Unidos, España e Inglaterra, Tinder se ha convertido en la celestina por excelencia, debido a su facilidad de uso, sus herramientas de geolocalización, búsqueda por edades, preferencia del sexo de la persona y de solo crear posibilidades de comunicación para aquellos que mutuamente se dan me gusta. No obstante, con hacer match o coincidir no basta, pues debe haber un acercamiento, primero conversando por chat hasta que se dé un encuentro real, aunque esto no determina que se convierta en una relación sentimental, dado que, según explica la psicóloga y coach, Martha Martínez, este tipo de aplicaciones te ayudan a sociabilizar, pero no a crear vínculos.
Que nadie lo sepa
En Tinder a pesar que son más de 55 millones de usuarios los que utilizan esta red a nivel mundial y que tiene más de 20 mil millones de match desde su creación, son pocos los que dicen abiertamente que tienen una cuenta. En Ecuador el recelo es mayor, la experta en redes Mabel Gónzalez asegura que esto se debe a que vivimos en una sociedad conservadora y a que hay una percepción de que la aplicación solo es usada para sexo casual o infidelidades.
Emma, de 33 años, lleva usando Tinder desde hace 2 años y antes de contarnos su historia nos pide que no publiquemos su nombre real, pues teme al qué dirán. “Es sobre todo para que luego no digan que soy ‘brinquilla’”, explica riendo. Ella descargó la app y le dio “me gusta” a un chico, hicieron match y salieron poco más de un mes, pero él sin ningún motivo aparente o justificación empezó a alejarse.
La psicóloga explica que este tipo de acciones de alejarse sin dar explicaciones se debe a la falta de conexión real y a que mucha de las personas que buscan relacionarse por medio de aplicaciones sufren de inseguridad y tienen problemas de autoestima.
Puede funcionar
Las excepciones sí se dan, pero como cualquier relación se debe trabajar y construir para llegar al éxito, comenta la psicóloga.
Ese fue el caso de Javier, de 28 años y Ma. Belén, de 26, quienes luego de pasar bastante tiempo en Badoo, coincidieron, y se pasaron a hablar por Facebook. Estuvieron conversando hasta que un día salieron juntos y descubrieron que había química. Después de un año, dos meses de noviazgo, se comprometieron, se casaron y luego de tres años nació su primer bebé.
Javier cuenta: “felizmente la historia de nosotros salió bien, porque te puedes encontrar con todo tipo de personas en las redes sociales. Solo cuando conoces personalmente con quien chateas puedes saber realmente quien es, porque te pueden mentir y engañar dándote otra perspectiva. Yo recomiendo ser precavido en ver cómo va avanzando la relación”.
¿Lo virtual supera lo real?
Las citas en línea han abierto las puertas a que personas de distintas clases sociales, religiones, intereses y más se vinculen, algo que antes era difícil de imaginar, pues las parejas generalmente se formaban a través de la conexión de amigos. Pero también han creado la posibilidad de escoger a las personas que te gustan, es algo así como estar en un escaparate y esperar a que alguien decida comprarte. A pesar de ese tipo de cambios en la interacción humana la necesidad de sentirnos acompañados y amados es esencial. Ya decía el poeta metafísico John Donne en 1624 “ninguna persona es una isla”, y para lograr relaciones acertadas se necesita realidad, sin importar si conoces a esa persona entre tus amigos, en una fiesta o por internet.
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