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PORTADA LA MAGICA BODA DE WILLIAM & KATE En medio de todo el despliegue y la majestuosidad de un evento digno de un futuro rey, el primogénito del PrÌncipe de Gales y la fallecida Lady Di se casó con la mujer que, desde hace más de ocho años, es su gran amor.


LA MAGICA BODA DE WILLIAM & KATE

El pasado 29 de abril, gran parte del mundo se paralizó frente a un televisor. Y en esta ocasión, afortunadamente, no fue a causa de la noticia de la desgracia en una mina, ni por un desastre natural o una guerra, sino por un histórico enlace real.
El príncipe William, segundo en la línea de sucesión al trono británico, contrajo matrimonio con su novia desde hace más de ocho años, la plebeya Catherine Middleton ¿El lugar escogido para el servicio religioso? La Abadía de Westminster, un templo tradicional dentro de la historia de los Windsor, donde varios reyes se han coronado, casado y hasta han sido enterrados, y en el cual, irónicamente, William vivió uno de los momentos más devastadores de su vida, el funeral de su madre, la princesa Diana.
El enlace se convirtió en un Feriado Nacional en un día que inició con el anuncio de que la reina había concedido a William y Catherine los títulos de Duque y Duquesa de Cambridge, relacionados con Escocia, lugar donde se enamoró la pareja. Asimismo, la soberana otorgó al príncipe el condado de Strathearn y lo nombró Barón de Carrickfergus (título concerniente al condado de Antrim, en Irlanda del Norte).

Empieza el sueño de Kate
Con la puntualidad que caracteriza a los ingleses, William de Inglaterra llegó a la hora fijada –10h15 de la mañana– a la Abadía de Westminster, acompañado de su hermano Harry, padrino de la boda. Cinco minutos después empezaron a llegar los más importantes representantes de las casa reales extranjeras. Ningún Jefe de Estado fue invitado al evento, ya que no se trató de un enlace de Estado, porque William no es el sucesor inmediato de la Corona. Los invitados generales (que no son de la realeza ni gobernantes) ingresaron a la Abadía de Westminster por la puerta norte. La realeza ingresó por la puerta principal.
A su llegada al templo, William saludó a las autoridades de la Iglesia y ya cerca del altar, a los Spencer, su familia materna.
Para este importante día, el príncipe vistió el uniforme escarlata de la Guardia Irlandesa (de la que es coronel honorario) y llevó su insignia, que es una estrella de ocho puntas con el lema: “Quis separabit”, quien nos separará. 

Rompiendo tradiciones
El matrimonio del príncipe Carlos de Inglaterra con Lady Diana Spencer, celebrado el 29 de julio de 1981, fue considerado uno de los mayores eventos mediáticos del siglo pasado. Asimismo, al tratarse del enlace del Príncipe de Gales (sucesor al trono británico), se mantuvo una serie de tradiciones que forman parte de las bodas reales de Inglaterra desde siglos pasados. Por ejemplo, Diana llegó a la Catedral de San Pablo en el mismo carruaje que utilizó la reina Isabel II el día de su boda con el Duque de Edimburgo, y lució un vestido de novia que tenía una cola de 25 metros de largo, digno de una princesa.
Por su parte, Catherine Middleton decidió romper con algunas de las normas establecidas. Ella llegó a la Abadía en un auto Rolls Royce Phanton VI y no en un carruaje como lo hizo la reina Isabel (y sus nueras). Sin embargo, ya convertidos en esposos, la Duquesa de Cambridge y el príncipe William realizaron el recorrido desde Westminster hasta el palacio de Buckingham en el 1902 State Landau, el mismo carruaje que usaron Diana y Carlos en su boda, el cual fue construido en 1881.

Leer más en el especial BODA REAL.



Edición # 561 - 05 de mayo de 2011

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