Ismael Cala: “Yo soñé con conquistar el mundo”
Lleva los pantalones con corte moderno y la chaqueta perfectamente entallada. No tiene acento, pero sí una sonrisa cálida que invita a conversar, como lo hace cada día en su programa de entrevistas, Cala, en CNN en español. Me recibe en una suite del Hotel Hilton Colón, en su segunda visita a Guayaquil. Es la tarde del partido entre Ecuador y Colombia. Se alegra al saber que ganamos 1 a 0 en el camino de las eliminatorias al mundial de Brasil. Ha dormido muy poco la noche anterior y se alista a viajar a Panamá para entrevistar a Jennifer López. Así soñó su vida: conquistando el mundo, sin dejar de asombrarse de él. Es lo que queda de aquel guajirito, como se dice a sí mismo, cuando niño. Un guajirito que creció en el campo, montando a caballo y ordeñando vacas, que solía subirse a un árbol de mangos y escuchar por horas los generosos sonidos de la naturaleza. A los 8 años fue escogido por su maestra Nilda, para locutor de radio. Era un niño especial que en la adolescencia quería pasar del campo a la ciudad y de la ciudad a la capital.
VOLVER A EMPEZAR
Tenía 28 años y en Cuba ya era una celebridad cuando reconoció que eso no le era suficiente. Mintió para poder acompañar a un grupo de artistas a Toronto, Canadá, diciendo que haría de presentador porque hablaba inglés. Y se quedó. Sin un dólar en el bolsillo, sin saber inglés, sin conocer a nadie. Fue a trabajar de mesero a un restaurante dominicano.
Aprendería inglés a las bravas y allí ingresaría a la universidad para estudiar periodismo. Había descubierto que podía sobrevivir aún sin dedicarse a lo que era su pasión, pero la buscaría y volvería a las comunicaciones.
Hoy viaja por el mundo, conoce a presidentes, personalidades internacionales, estrellas de cine… él mismo es una estrella. Cuando le digo que hay mujeres que lo creen un sex symbol se ríe a carcajadas y dice que uno de sus tíos todavía le recuerda cuán feo fue al nacer y que él mismo creció creyéndose poco agraciado y acomplejado por unas orejas enormes.
Hay mucha gente que usa su información privada, pero yo no. Prefiero que la puerta se mantenga cerrada.
COMPROMETIDO Y EN SILENCIO
Le pregunto quién le habla al oído… quién le dice en casa que la camisa celeste le queda preciosa. “Varia gente”. Insisto en que si hay alguien y responde que “sí”, a secas.
¿Es cierto que tu status es “comprometido”? Sí, comprometido, sí.
¿Podemos saber el nombre? No. Yo digo no, porque no quiero hacer de mi vida, parte de mi imagen. Hay mucha gente que usa su información privada, pero yo no. Prefiero que la puerta se mantenga cerrada.
¿Aun cuando hay puertas que tú mismo abres en tu programa, cuando dices: "Discúlpeme pero tengo que preguntar esto"? Jajaja, pero yo no soy la celebridad, soy el que pregunta.
Pero ahora eres el que responde. Entiendo que hay un factor de celebridad en mí, pero yo también respeto a las celebridades que van a mi programa y dicen: “Yo de eso no hablo”. Recientemente me pasó con Carlos Baute, cuando le pregunté si era cierto que tenía un hijo fuera de matrimonio. El me dijo que no quería abrir esa gaveta y yo respeté eso. Yo respeto los límites de cada quien. Suelo llevar a la persona al límite, es verdad; soy irreverente a veces, pero no invasivo.
¿Te veremos alguna vez en el altar o te sigues negando al matrimonio?
No sé. Por muchos años me negué al matrimonio, tal vez por ser hijo de padres divorciados y ver la cantidad de divorcios que hay en el mundo y no querer yo estar en esa misma situación. Sufrí el divorcio de mis padres, fue poco civilizado y mis 2 hermanos y yo, en el medio de una pelea entre 2 padres que nos usaban a nosotros como mensajeros.
CUANDO SALÍ DE CUBA
Quizás llevado por la melancolía, un 20 de diciembre de 2002, Ismael tomó un avión desde Toronto a Santiago de Cuba dispuesto a pasar Navidad en familia, amparado en una visa de residente en Canadá. No lo dejaron entrar. El oficial de inmigración cubano le dijo que su residencia estaba expirada. Cala intentó en vano explicarle que la fecha que aparecía en el sello era de la expedición de la residencia, no de expiración. No lo entendieron, o no quisieron entenderlo y regresó a Toronto en el mismo avión en que llegó. “A partir de allí, por orgullo propio, no he decidido volver. No sé si lo tengo prohibido o no. Murió mi abuela Anneageli, que fue como una segunda madre para mí, y no pude estar. Murió mi padre y no pude estar; murió mi tía y no pude estar… y cuando digo 'no pude' es 'no intenté ir'. Había tanto resentimiento, me había sentido tan humillado de no haber podido ingresar a mi país cuando yo no soy un terrorista. ¿Quién te queda en Cuba? Me queda un hermano, al que además tengo la gran necesidad de ver, porque siento que si yo estuviese cerca pudiera ayudarlo mucho más…
DICIENDO NO A LA GENÉTICA
Cuando habla de ello su sonrisa ha desaparecido. Su alma lastimada aflora. Está lastimada por el dolor… El padre de Cala se suicidó y siendo joven vio morir a su tío. Su hermano ha intentado varias veces quitarse la vida. Pero Ismael decidió tomar el control de la suya y ello significó negar su condición genética. “Sí, y cada día me levanto dando gracias a Dios por la química de mi cerebro. Mi mente es positiva y optimista, pero en muchos momentos de mi vida no lo fue. Allí había una tendencia, una herencia, y yo creo que sí hay una conexión entre nosotros y Dios, la fuerza, la luz, la energía, la verdad, llámese como se llame, y si tú puedes encontrar esa conexión dentro de ti, entonces puedes hacer con tu vida lo que quieras, incluso no aceptar que lo que haya pasado con tu padre y tu abuelo.
Le confieso que lo he admirado por esa determinación y admite que no ha sido fácil…como haber llegado a hacer una oración para que Dios recoja a su abuela, deteriorada y perdida por el Alzheimer. “Recé para que Dios se la llevara y nunca imaginé que un día iba a ocurrirme eso”.
Entonces, ¿rezas? Sí y respeto todas las oraciones…
YA NO TENGO RELIGIÓN
No debiera sorprender a nadie que un cubano de nuestros tiempos no tuviera religión. Solo cuando el Papa Juan Pablo II visitó Cuba, las viejas iglesias pudieron volver a celebrar misas sin tener que hacerlo en secreto. Solo desde entonces fue posible oficializar la Navidad y por tanto generaciones enteras crecieron sin mayores posibilidades de ser acogidos por una religión. Cala fue una excepción. Fue bautizado católico y su abuela lo haría creyente de Jesucristo, teniendo la oportunidad de hacer la primera comunión. Solo que viviendo en esa isla, en medio de la efervescencia de los ritos afrocubanos, resulta impensable que no haya pisado también la santería.
“Es un culto. Yo estudié santería porque estudié Artes en Cuba y una de las asignaturas era Cultos Afrocubanos. Está la santería o regla de ocha, está el palo… los he estudiado todos… y la aprendí a respetar en el sentido de que no porque venía de Africa y era la religión de los negros esclavos en las plantaciones, era menos que el catolicismo.
Hay mucha gente que con el fanatismo religioso divide, causa guerras y no creo entonces en un Dios de amor que vaya a castigar a alguien que tenga una creencia diferente. Cada cual en este planeta debió buscar explicación de acuerdo a lo que tenía al lado y es por eso que los santeros utilizan lo que utilizan, porque en Africa era lo que tenían al lado”.
Pero, ¿tienes religión? No, yo no tengo religión, aun cuando fui monaguillo hasta los 11 años porque mi abuela me inició en el catolicismo.
Si estás en riesgo de muerte, ¿aceptarías los santos óleos? Yo no tengo miedo a la muerte. No ahora, aunque en algún momento pensé en eso, pero hoy no. Al contrario, pienso que voy a tener una larga vida. Me he visto con noventa y tantos años, todavía insistiendo y luchando con el bastón por querer soltarlo y caminar sin él. No sé si va a ser así, pero es la vida que yo veo para mí.
PRECISIONES
>> Ismael Cala, nació un 8 de septiembre hace 42 años.
>> Es signo Libra.
>> Está soltero.
>> Vino al Ecuador como conferencista en Guayaquil en el evento “Ciudades Amigables: Emprendimiento, ruta al desarrollo”, organizado por la Federación Interamericana
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