Ortorexia: ¿Adicta a la comida sana?
Por Dágueda Salgado Ordóñez.
Alimentarse de forma saludable es correcto; sin embargo, el problema aparece cuando la persona se enfoca obsesivamente en ingerir solo cierto tipo de comida, con características especiales para estar puro. “La idea central del ortoréxico se basa en el deseo de sentirse saludable, mas no en bajar de peso o verse delgado. Por eso, la ortorexia es calificada como un trastorno alimenticio, relativamente nuevo, definido como la obsesión patológica por consumir únicamente comida sana, ya sea orgánica, vegetal, sin conservantes, sin grasas, sin aditivos”, asegura la siquiatra Francesca Foghini Fiumi, quien concuerda con el planteamiento de la sicóloga Carmen Ojeda, que explica que esta adicción lleva al individuo a restringir importantes productos en su dieta, siguiendo normas culinarias muy estrictas. “No ingiere los alimentos que no considera puros, ya sea porque tienen herbicidas o sustancias artificiales. Esta actitud conduce a la persona al aislamiento social y a la búsqueda de la salud absoluta a través de la comida”. Silvia Núñez, reconocida nutricionista, afirma que la señal más importante es la conducta obsesiva y rígida frente a la alimentación. “El sujeto que sufre esta patología tiene una postura inflexible por las preferencias alimenticias, que deben entrar en la categoría de naturales, sin ingredientes agregados y que su contenido nutricional sea bajo en grasa o alto en fibra, descuidando uno de los pilares fundamentales de la buena nutrición: la variedad”.
¡10 señales de alerta!
Esta afección se estructura sobre la base de un temor irracional. “Aparece porque existe un impulso mental de sentirse puro, que puede ser exagerado, absurdo, ridículo o simplemente carente de valor, y que irrumpe en las actividades del individuo de forma repetitiva y angustiante”, menciona la siquiatra. Por lo general, los pacientes más propensos son los que han sufrido anorexia y, al recuperarse, deciden comer de una forma sana. Estos casos son comunes, ya que los trastornos alimenticios (anorexia, bulimia y ortorexia) pueden entrecruzar sutiles líneas entre ellos. Existen criterios básicos para diagnosticar o catalogar a un individuo como ortoréxico, estos son:
1. Dedicar más de 3 horas al día en pensar en una dieta sana; en este tiempo se incluye cocinar, comprar e informarse.
2. Planificar excesivamente lo que se comerá al día siguiente.
3. Preocuparse más por la calidad de los alimentos que por el placer de consumirlos. 4. Desplazarse grandes distancias para conseguir productos especiales, como ecológicos, orgánicos, importados, sin aditivos.
5. Tener sentimientos de culpabilidad cuando no se cumple con las convicciones dietéticas establecidas.
6. Abandonar actividades cotidianas por mantener una dieta rígida.
7. Aumentar la autoestima y la experimentación de un estado místico, mientras se sigue una dieta estricta.
8. Acrecentar el sentimiento de superioridad y rechazo hacia aquellas personas que no consumen lo mismo.
9. Provocar el aislamiento social consciente hasta llegar a la soledad.
10. Aumentar la cantidad y calidad de las dietas. Realizar autocastigos, como el ayuno, para resistir la tentación.
Graves secuelas
Qué comer, cuánto y cuáles son las consecuencias de una mala alimentación son las interrogantes que dan vueltas en la cabeza de un ortoréxico. “Las consecuencias son biológicas, psíquicas y sociales. Biológicas porque la supresión de grasas compromete la ingesta de vitaminas liposolubles y ácidos grasos, ambos imprescindibles para el organismo. Sin carne, los niveles de hierro se desploman y, aunque los vegetales también aportan proteínas, son de inferior calidad, provocando anemia, hipervitaminosis y carencias de oligoelementos, derivando en dolencias más graves como hipotensión y osteoporosis. En el aspecto sicológico, este trastorno puede encubrir o incurrir en la presentación de cuadros depresivos, ansiosos e hipocondríacos. En el ámbito social, el aislamiento es el problema más grave debido a que estos pacientes prefieren pasar hambre a comer alimentos impuros, y eso los lleva a dejar de acudir a reuniones sociales por miedo a lo que servirán”, manifiesta la especialista Foghini.
¿Tiene cura?
El tratamiento es muy difícil. Pueden pasar años para que una persona consiga mantener una buena alimentación sin normas rígidas ni calculadas y que deje de sentirse culpable por lo que come. La sicoterapia es fundamental para conseguir que el sujeto no solo cambie su conducta, sino que fortalezca su autoestima. En ocasiones será necesario iniciar con un tratamiento sicofarmacológico, dependiendo de la gravedad del caso. La sicóloga Carmen Ojeda afirma que existen 3 pasos clave para tratar la ortorexia:
» Primer paso: Aceptación y deseo de curarse por parte del individuo que posee la adicción. “Es una etapa significativa porque se acepta que existe una enfermedad. Puede darse el caso de que el individuo recaiga en la obsesión una y otra vez, pero lo importante es intensificar con seguridad que la ortorexia no es una virtud”.
» Segundo paso: Insistir desde el punto de vista dietético y nutricional, es decir, que el individuo cubra sus requerimientos nutricionales mínimos. Esto se consigue aportando una mayor cantidad de alimentos hasta llegar a conseguir una dieta normal para su talla, edad y sexo. “Al inicio, se sentirán algunos síntomas físicos, ya que el cuerpo tendrá que ir tolerando, poco a poco, esos productos. Por eso, la recuperación es lenta y requiere de fuerza de voluntad. Hay que trabajar en romper con el extremismo hasta llegar a la despreocupación por la dieta”.
» Tercer paso: Desde la terapia, se reflexionan las causas que han desencadenado el problema y su mantenimiento. “El objetivo terapéutico es ayudar al paciente en la búsqueda de nuevas conductas y modificar las no adecuadas. Hay que lograr una estabilidad generalizada, en la que prime el hecho de sentirse comprendido antes que juzgado”.
¡Stop a tiempo!
La prevención de los trastornos alimentarios debe llevarse a cabo en distintos niveles, recalca la siquiatra:
» En el ámbito escolar y familiar puede realizarse una prevención primaria, insistiendo en la importancia de adquirir hábitos nutricionales sanos y seguir una alimentación adecuada. La dieta tiene que ser variada y equilibrada, bien distribuida a lo largo del día.
» Es importante evitar que los niños coman solos, fomentar que se realicen las comidas principales en familia y estimular una actitud crítica entre los jóvenes frente a determinados mensajes publicitarios de exaltación de un cuerpo delgado. »Es indispensable que se lleve a cabo la detección de nuevos casos y se dé un tratamiento precoz.
Steven Bratman, el creador...
A finales de los noventa, la palabra ortorexia, que viene de los vocablos griegos ortos (correcto) y orexis (apetito), fue empleada por el médico norteamericano de medicina alternativa, Steven Bratman. Toda la investigación al respecto la publicó en su libro Health Food Junkies, en el año 2000, destacando que las víctimas de esta enfermedad pueden llegar a una dependencia similar a la de cualquier adicto a las drogas.
Bratman, miembro del movimiento de alimentos naturales de Estados Unidos durante 25 años, compuso su propia dieta, consumiendo solo vegetales recogidos en huertos y los masticaba al menos 50 veces antes de tragarlos. Fue un ortoréxico en potencia, pues sus restricciones dietéticas se volvieron cada vez más inflexibles y animaba a los demás a seguir su ejemplo. Además, se castigaba si probaba algún alimento considerado prohibido. Necesitó varios años para superar este negativo hábito.
Consejos clave
Francesca Foghini destaca que la terapia debe abordarse desde diversas perspectivas que incluyan la corrección de las complicaciones orgánicas, la rehabilitación nutricional y la recuperación de las pautas normales de alimentación, así como el estudio de los problemas sicológicos, familiares y sociales. Ella propone válidas recomendaciones para que el ortoréxico se recupere de manera más efectiva:
» Encontrar la persona con la que el paciente tiene más afinidad para que le exponga a él que tiene un problema.
» Hacerle entender que no se lo está criticando ni atacando, solo preocupándose por él.
» Concienciar que es una enfermedad que puede producir la muerte y que hay un límite de tiempo nutricional que después es irreversible.
» Hacer hincapié en que no existe un culpable, pues son trastornos que tienen causas múltiples y, por lo tanto, todos tienen su grado de responsabilidad: paciente, familia, sociedad y ambiente.
Asesoría: Francesca Foghini Fiumi, siquiatra. Clínica Kennedy, Centro De Avances, consultorio 228; Telf.: 2289202. Carmen Ojeda, sicóloga. Víctor Emilio Estrada 810, entre Guayacanes e Higueras; Telf.: 2888144. Silvia Núñez, nutricionista. Calovita, Edificio Barroco, C.C. Río Plaza; Telf.: 2833447. (Guayaquil)
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