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REPORTAJE Tu hijo adolescente y tú: Una tregua sellada con amor Ellos, en plena pubertad. Tú, en total desconcierto. Aquí, una guía de cómo llevar la educación de tus hijos en etapa juvenil… No entres en pánico y lee estas páginas.
Por Wendy Salazar • wsalazar@vistazo.com


Tu hijo adolescente y tú: Una tregua sellada con amor

A muchas les tiene que haber pasado. Un día equis, a punto de salir de casa con toda la familia, se dan cuenta de que su hijo ya no es el mismo niño que se vestía con lo que le decían y se subía al carro sin refutar ni hacer mayores preguntas ni reclamos. ¡Tranquilas!, no hay que alarmarse, simplemente se encuentran frente a un niño que ha entrado a la pubertad. 

Y, para hablar de la educación de los hijos adolescentes, hay que comenzar por entender que los tiempos han cambiado. "La mayoría de nosotros nos acordamos de la educación de nuestros papás como la misma Santa Inquisición…Yo me acuerdo de cómo mi mamá con una sola mirada me controlaba. Nada más me pelaba los ojos e inmediatamente pensaba: '¿Qué hice mal?'", dice Yordi Rosado, en su libro ¡Renuncio! Tengo un hijo adolescente ¡y no sé qué hacer!... Aquella educación estaba basada en el miedo. Hoy los chicos son completamente distintos. “Ese tipo de respeto a la antigüita ya no existe ni funciona. En esta nueva era debemos tener tolerancia, actitud parental responsable, pero también poner límites y ser firmes con ellos, no tenerles miedo...”.

En esta nueva era debemos tener tolerancia, actitud parental responsable, pero también poner límites.


Hablando de límites…
Una de las mayores inquietudes de los padres es el manejo de los límites con sus hijos adolescentes ya que estos no son ni adultos ni niños. Los padres pueden contribuir a la construcción de un buen concepto de ellos mismos, al permitir que sus hijos tengan su propia forma de ver el mundo, sin descalificarlos. ¿Cómo lograrlo? "Primero, incentivándolos a descubrir sus propios talentos y sueños, animándolos a participar en actividades en las que puedan adquirir destrezas. En segundo lugar, poniendo límites para que manejen su libertad con responsabilidad. Esto puede resultar todo un reto para los padres, ya que demanda de parte de ellos, aceptar y permitir que expresen sus sentimientos aunque estos les parezcan inadecuados o exagerados. Es necesario hacerles saber que todos podemos, en algún momento, sentirnos enojados, temerosos o frustrados, sin que ello signifique que estemos mal. Lo adecuado sería que aprendan a aceptar estos sentimientos como algo normal para que puedan manejarlos coherentemente. Ayuda mucho si los padres dan ejemplo de control ante el enojo y la frustración", sostiene Victoria de Murrieta, orientadora y terapeuta familiar. 

Según Yordi Rosado, "estudios científicos sobre adolescencia demuestran que en la pubertad, una de las primeras señales que manda el cerebro es la de independencia… ¡Sí! Ahora tu hijo necesita ser él o ella. Así, de un día a otro, voltea a verte y ¡zas! Es idéntico a ti… Se da cuenta de que es una copia tuya…”, y por primera vez en la vida se aterra, pues necesita acabar con eso y ser él/ella mismo. Está en una etapa en la que debe experimentar, en que ya no se conforma con creer lo que diga papá o mamá, sino que quiere corroborar lo que le dicen.

¿Cómo conocerlos mejor?
Rosado aporta con algunos tips: ›Busca acercarte a él, solo por el hecho de querer mejorar la relación y no para intentar cambiar su manera de ser. ›Escúchalos más, así sabrás qué piensan. Ellos se manejan mucho mejor al hablar de las experiencias que viven. ›Si recuerdas algo positivo que hicieron tus padres para conectarse contigo cuando eras adolescente, repítelo con tus hijos. “Existe una gran posibilidad de que también funcione”.

Darles seguridad
Al corregir al adolescente es necesario distinguir a  la persona de los hechos. "Se deberá señalar con exactitud lo inadecuado del comportamiento y describir qué es lo que se espera del joven. Este mensaje llegará con más fuerza cuando los padres demuestren que se refieren al hecho y no a los hijos. Por ejemplo: 'Tu comportamiento es lo que me desagrada y no tú'... Si queremos mejorar nuestra relación con nuestros hijos adolescentes es preciso hablar más de lo que ellos hacen bien y no referirnos solo a lo que está mal. Que los hijos oigan que sus padres los aman, contribuirá a reforzarles su autoestima", recalca Victoria. 

La experta señala también que a veces, el mal comportamiento de los hijos esconde un pedido de atención, "una demanda de ayuda enmascarada, una necesidad de aceptación, de ser queridos o de sentirse valiosos. Esto puede ser interpretado por algunos padres como un irrespeto a su autoridad o como lucha de poder, convirtiendo la situación en un conflicto en el cual ambas partes pierden".

¡A negociar!
Pero, cuando ellos no están comportándose correctamente, ¿qué se puede hacer? Aquí aparece el arte de negociar. Según Scott Brown, autor de Cómo negociar con los hijos, aun cuando usted piensa que no debe hacerlo, la negociación puede convertirse en una experiencia de aprendizaje para los chicos. "Sin ella puede que crezcan sin las herramientas necesarias para solucionar conflictos de manera constructiva". En este punto hay que tomar en cuenta que "las consecuencias son las herramientas más importantes que hay para modificar la conducta, si las aprendemos a manejar (y a hacer cumplir), tenemos la mitad del camino ganado", recalca Rosado. Un ejemplo claro: la mamá que dice: ‘La ropa que se lava en esta casa es las que está en el bote de la ropa sucia, si la dejas tirada en tu cuarto y no la metes en el tacho, no se lava’. Consecuencia: no tener ropa limpia… Siendo firmes, puede ser sencillo.

La negociación puede convertirse en una experiencia de aprendizaje para los chicos.


¿Cómo hablarles de sexo? 
Abordar el tema de la sexualidad en los adolescentes puede volverse incómodo o perturbador cuando no existe la suficiente comunicación y confianza entre padres e hijos; por eso, lo ideal es hacerlo cuando todavía el niño está en la etapa de la infancia, de manera que la apertura para hablarlo abarque las diferentes visiones, acciones y necesidades, desde un punto de vista real y no fantasioso.  Por eso, la sicóloga Teresa Borja recomienda que el aspecto sexual sea un tópico normal. "La sexualidad se vuelve fuerte y un motivador bastante decisivo en el comportamiento adolescente; por esta razón, con diálogos constructivos, hay que hablar de la menstruación, eyaculación, excitación, deseos, embarazos, métodos anticonceptivos, enfermedades, identidad sexual, afectividad y enamoramientos, para que los padres puedan guiar correctamente, diciendo: 'Cuando yo tenía tu edad, me sentía así… y tomé tales decisiones,  de unas me alegro, pero de otras me arrepiento…'. La finalidad es tener serenidad al contar a los hijos su experiencia y escuchar su opinión al respecto, sin importar si hay discrepancias entre ambos". La especialista asegura que la información que tiene que ver con el plano sexual es una realidad sencilla de explicar y de entender. "Los niños a quienes se los educa con claridad y amor, se sienten queridos y aceptados en su totalidad, de ahí que es fundamental que el chico se sienta cercano a sus padres para que pueda compartir cualquier inquietud o error en torno a su vivencia sexual. "Las cosas que uno quiere transmitir a los hijos deben ser por igual, ya sea si es hombre o mujer. La instrucción de que la actividad sexual se fundamenta en la responsabilidad, seguridad, amor, afecto o respeto, debe ser impartida por igual a ambos sexos, pues lo idóneo es evitar confusiones en el enfoque sexual femenino y masculino”, recalca.

Qué no hacer
Algunos consejos que Yordi Rosado da en su libro, sobre errores que los padres no deben cometer con sus hijos adolescentes: 
› No los hagas hablar a la fuerza. Entre más los presiones, más se cierran. 
› No los hagas sentir mal ni les repitas todo el tiempo que te necesitan para salir adelante (aun cuando sea cierto).


"Los niños a quienes se los educa con claridad y amor, se sienten queridos y aceptados en su totalidad...".

Razones científicas
Los cambios de la adolescencia hacen que los chicos y chicas busquen cosas riesgosas, emocionantes, que les provoque mucha adrenalina. Y en realidad es algo muy normal, que obedece a un proceso básico que el cerebro vive en esa etapa. "Hay varias razones por las que pasa esto. Una de ellas tiene que ver con la corteza prefrontal del cerebro (la que está justo detrás de la frente), que es la zona donde se desarrolla el juicio, el análisis y la responsabilidad de los seres humanos… El problema con tu hijo adolescente es que esa zona todavía no se ha desarrollado…", recalca Yordi Rosado en su obra. Es decir, que cuando tú le hablas a tu hijo sobre  los peligros que conlleva subirse a una moto, o de viajar sin la supervisión de un adulto, y no lo entiende, no es porque no quiere, sino porque en el fondo no puede hacerlo. De acuerdo al autor, "la Sociedad de Neurociencia Norteamericana muestra que las partes del cerebro asociadas a funciones motrices básicas maduran más temprano que la corteza prefrontal, la cual, como mencioné, es nuestro centro de toma de decisiones". 

Los padres deben mantener su papel de adultos, lo que les permitirá resolver conflictos y conservar, frente a sus hijos adolescentes, su figura de prestigio y de autoridad basada en madurez, sabiduría y control. Finalmente, el respetar a los hijos por lo que son y no por lo que creen sus padres que deberían ser, marca la diferencia. "Recordemos que la autoridad está basada en la libertad y la confianza. Se debe establecer un ambiente familiar que favorezca la intimidad y el buen juicio. Se debe confiar en los hijos adolescentes y enseñarles a elegir libremente lo que está bien…". Los padres son los primeros educadores de sus hijos y esa responsabilidad dura toda la vida.

Cuando tú le hablas a tu hijo sobre  los peligros que conlleva subirse a una moto, o viajar sin la supervisión de un adulto y no lo entiende, no es porque no quiere, sino porque en el fondo no puede hacerlo.

Hablar claro
La orientadora Borja recomienda a los padres prácticos consejos para utilizar efectivas herramientas comunicativas.
› Todo lo que se diga en torno a la sexualidad, debe tener bases fundamentadas porque los jóvenes son inteligentes y ellos necesitan razones valederas, lógicas y amorosas.
› Para guiar a los chicos hay que conocer y tener la información exacta. Es esencial que los papás comprendan cómo funcionan las cosas y si tienen alguna duda, es propio consultarlo con algún especialista entendido en el tema.
› Es imprescindible apoyarse en material que facilite la comunicación y el entendimiento del joven, según sus respectivas edades.  
› Hay que evitar emitir criterios antes de tomar acciones emocionales y de dar respuestas concluyentes. Es básico tener claridad de lo que se va a comunicar.
› Cuando la persona logra entender los beneficios y los problemas que vienen con la práctica sexual, puede organizar mejor la sexualidad humana para que sea algo que genere bienestar.
› Recordar su propia juventud para que sientan sus emociones sexuales de aquella  época. Los papás deben tratar de convertirse en los padres que hubieran querido tener cuando eran adolescentes. La idea no es repetir historias pasadas, sino crear una nueva paternidad y maternidad.

Asesoría: Victoria de Murrieta. Telf.: 2938234 – 0998877962. Teresa Borja, Ph.D en sicología y coordinadora del departamento sicológico de la Universidad San Francisco de Quito. tborja@usfq.edu.ec. Libro: ¡Renuncio! Tengo un hijo adolescente ¡y no sé qué hacer!. Editorial Aguilar.


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Edición # 586 - 13 de junio de 2013

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