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La boda de la Duqesa de Alba: Amor contra viento y marea
La polémica boda se realizó en la más absoluta intimidad, en una ceremonia a la que asistieron menos de 40 invitados.
UNA VEZ MAS, haciendo gala de lo lejos que está de los tradicionalismos y de las cosas convencionales, la Duquesa de Alba sorprendió al mundo tras contraer matrimonio con Alfonso Díez, un hombre soltero, 25 años menor que ella y sin ningún título nobiliario. El anuncio de la boda fue realizado por la propia Cayetana, quien, mediante un comunicado, reveló que iba a volver a casarse. Y como ella mismo lo había anunciado, contrajo matrimonio en “la más estricta intimidad”. Además de sus hijos, al evento asistieron las esposas de estos, sus anteriores nueras; el torero Francisco Rivera –a quien aún le profesa un gran cariño–, exesposo de su hija menor y al que en el comunicado se refiere como su yerno; y el neurocirujano Francisco Trujillo, quien la operó en el 2009 para implantarle una válvula por sus problemas de hidrocefalia.
Durante la firma del acta matrimonial. Al morir la duquesa, él será Duque de Alba viudo.
La Duquesa de Alba y su nuevo esposo, mientras saludaban a la gente en las afueras del palacio de Las Dueñas.
En Sevilla, mucas personas se mostraron felices con el gran enlace.
Algunos ausentes
Aunque se había anunciado la presencia de los seis hijos de la duquesa (Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia) al enlace, dos de ellos no estuvieron presentes. Eugenia, la menor y única hija de Cayetana, no pudo asistir debido a que fue ingresada a una clínica de Madrid, ya que padece de varicela. Asimismo, Jacobo, tercer hijo de la aristócrata, se excusó por no haber podido trasladarse hasta Sevilla, a causa de un viaje inaplazable, aunque se rumora que el motivo real fue su inconformidad ante algunos aspectos de la herencia de su madre.
¿Quién es Alfonso Díez?
El afortunado esposo, 25 años menor que Cayetana, es ahora el nuevo Duque de Alba consorte. Trabajaba como funcionario en las oficinas de la Seguridad Social de Madrid hasta antes de contraer matrimonio con la duquesa. Alfonso Díez y la aristócrata se conocían desde hace mucho tiempo, pero el reencuentro de la pareja se produjo hace cuatro años en un cine y comenzaron a salir. En agosto del 2008, a través de un comunicado a la Agencia EFE, se reconocía la relación de Cayetana con Alfonso, a quien se calificaba de “entrañable amigo”. Poco a poco, su amistad se fue consolidando y, tres años más tarde, gracias a una reunión familiar, los hijos de la duquesa conocieron al novio de su mamá, en el madrileño palacio de Liria. La característica principal de Alfonso –que es hermano de uno de los mejores amigos de Jesús Aguirre, segundo esposo de Cayetana– ha sido la discreción, la reserva y, más que nada, el silencio sobre su futuro y el de Cayetana como pareja.
La duquesa, demostrando su energía en un baile flamenco junto a su hijo Cayetano. Centro: Carmen Tello madrina de bodas de la duquesa.
El primogénito de la duquesa de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, padrino de la ceremonia, recibió la comunión del sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, durante la boda de su madre.
La herencia de la duquesa
Cayetana llevaba tiempo luchando para que su familia vea con buenos ojos su unión con Díez y, por lo que decidió donar en vida parte de su fortuna personal. Así, la duquesa repartió el pasado 4 de julio su herencia entre sus seis hijos, por medio de una donación escriturada ante un notario de Madrid, a través de la cual sus descendientes pasarían a ser titulares registrales de sus bienes. Esto no quita, sin embargo, que la duquesa continúe administrando todos sus bienes y disfrutando de ellos.
La donación fue aceptada por los descendientes de la duquesa, como se requiere jurídicamente para que esta figura tenga efecto legal. Según recogía el periódico español “El País” a principios de agosto, el reparto de la herencia de la duquesa se hizo de esta manera: a Fernando Fitz-James Stuart y Solís (Madrid, 1990), nieto de la duquesa y primogénito del actual heredero de la Casa de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, le corresponde el palacio de Las Dueñas, en Sevilla, donde tuvo lugar el enlace de su abuela. Vale mencionar que la finca de Las Dueñas posee 9.452 metros cuadrados.
Francisco Rivera, exyerno de Cayetana de Alba.
Carlos Fitz-James Stuart (Madrid, 1948), primogénito de la duquesa y su primer marido, que es el futuro duque de Alba, heredará la Fundación Casa de Alba (con sus palacios de Liria y Monterrey) –en la ciudad de Salamanca–, entre otros; la colección de medio centenar de ducados, marquesados, condados y grandezas y la responsabilidad de preservar el legado histórico y monumental, además de un sinfín de fincas rústicas.
A Alfonso Martínez de Irujo, duque de Aliaga (Madrid, 1950), uno de los dos patronos vitalicios de la Fundación Casa de Alba (el otro es su hermano Carlos), su madre le dona parcelas rústicas y la finca del antiguo castillo de El Tejado (XIV), que ha sido rehabilitado, en Calzada de Don Diego (Salamanca). Jacobo Fitz-James Stuart, conde de Siruela (Madrid, 1954) hereda algunas fincas rústicas.
Fernando Martínez de Irujo, marqués de San Vicente del Barco (Madrid, 1959) recibe la mansión de Las Cañas, en Marbella –al sur de España–, y varias propiedades agrícolas.
Cayetano Martínez de Irujo, conde de Salvatierra (Madrid, 1963), será el propietario del palacio de Arbaizenea, en San Sebastián, una finca de 20.000 metros cuadrados que pertenecía a la familia de su padre, los duques de Sotomayor, y del cortijo Las Arroyuelas, un gran latifundio en Sevilla.
Cayetano estuvo casado con la mexicana Genoveva Casanova, a la que conoció en otoño de 2000, y con la que tuvo a los mellizos Amita y Luis. Posteriormente, se separaron en octubre de 2007.
Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro (Madrid, 1968) recibe la mansión de Ibiza, de nombre Sa Aufabaguera, donde veranea Cayetana. También hereda el cortijo de La Pizana, una finca de 600 hectáreas en Gerena (Sevilla), que le regaló la duquesa cuando se casó con el torero Francisco Rivera Ordóñez. Excluido Fernando, beneficiario de Las Dueñas –finca en la zona de Sevilla–, la duquesa ha donado una finca en el campo a cada uno de sus ocho nietos restantes.
Una Grande de España
Cayetana, tercera mujer en dirigir la Casa de Alba, posee más de 43 títulos nobiliarios y es catorce veces Grande de España y en los últimos tiempos se ha convertido en un personaje muy popular. Es una gran aficionada al flamenco, al arte y a los toros y una mujer muy dueña de su vida, pese a quien pese.
La noble Casa de Alba de Tormes cuenta con más de siete siglos de historia y data de épocas anteriores al descubrimiento de América. Sus posesiones inmobiliarias, (anteriormente enumeradas en el reparto de la herencia), incluyen algunos de los palacios y castillos más emblemáticos del patrimonio histórico de España, así como una fabulosa colección de obras de arte.
En su biblioteca, de más de 30.000 libros, cuenta con 21 documentos autógrafos de Cristóbal Colón y con la primera Biblia traducida al romance, del año 1430.
Entre las obras de arte que posee destacan sus cuadros. Tiene cuadros de Tiziano, Rubens, Goya, Murillo, Rivera, Rembrandt, Velázquez, El Greco, Goya, Sorolla, Zuloaga y Picasso.
Además, la Casa de Alba atesora fincas de miles de hectáreas de terreno, reminiscencia de los antiguos señoríos de la Edad Media. Tras la muerte de su padre, Jacobo Fitz-James en 1953, la duquesa heredó el ducado. El 12 de octubre de 1947 se casó con el ingeniero Pedro Luis Martínez de Irujo, hijo de los duques de Sotomayor, con quien tuvo sus seis hijos. Tras la muerte de su primer esposo, en 1972, volvió a contraer matrimonio con el exsacerdote jesuita Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, en 1978 hasta su fallecimiento, que acaeció en el año 2001.
Los exesposos de la duquesa fueron quienes sentaron las bases para la conservación de su fortuna. Sobre todo, el último, Jesús Aguirre, quien convenció a Cayetana para crear la Fundación Casa de Alba, que se encarga del cuidado de sus bienes.
Ahora, tras el enlace, Cayetana y su esposo residirán en Sevilla. “Alfonso dejará el Ministerio y viviremos en el palacio de Las Dueñas, donde, como tenemos muchos amigos, no le será difícil encontrar otro trabajo”, señaló la duquesa.
Cayetana Fitz-James Stuart y Silva acaba de protagonizar una boda que se convirtió en todo un suceso, muy distinta al multimillonario matrimonio que tuvo en 1947, con el aristócrata Pedro Luis Martínez de Irujo, padre de sus seis hijos. Sin embargo, al parecer, la duquesa le ha apostado todo a esta unión, ya que ella misma ha manifestado que si luchó contra viento y marea por una relación en la que nadie creía, es porque está convencida “del calibre de hombre que es” Alfonso Díez.
La Duquesa de Alba, junto a sus hijos, Fernando (d), Alfonso (2d), Carlos (3d), Eugenia (5d) y Cayetano (4i); el alcalde en funciones de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (5i), el escultor Sebastián Santos Calero (4d) y la presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, Isabel de león (3d), durante el acto de inauguración de una estatua de bronce erigida en su honor.EFE/ José Manuel Vidal.
EN SUS PALABRAS
“La de casarme ahora no fue la decisión más difícil de mi vida. Fue algo difícil de conseguir, pero la decisión la tenía muy clara y estaba tomada”, Cayetana de Alba.
“La quiero muchísimo... y para mí es un privilegio quererla. ¡La gente no sabe cómo es Cayetana!”. Alfonso Díez.
“Creo que le he dado alegría, ilusión y ganas de seguir comiéndose el mundo”, Alfonso Díez.
CORTOS DE LA "GRAN BODA"
La boda tuvo lugar el pasado 5 de octubre, en la pequeña capilla del palacio de Las Dueñas, en Sevilla (Andalucía, sur de España), uno de los innumerables inmuebles que posee la aristócrata. Los diseñadores españoles Victorio & Lucchino firmaron el vestido de la novia, un sencillo modelo en color palo de rosa, con una cinta de terciopelo verde en la cintura, ideal para la boda que se celebró en la mañana. De igual manera, y con toda la ilusión de cualquier novia, previo al enlace, Cayetana se realizó pruebas de maquillaje y peinado para su gran día.
Fiel a su carácter rebelde y descomplicado, la duquesa no dudó en quitarse los zapatos -de la diseñadora Pilar Burgos- y bailar descalza al son de los acordes de unas melodías flamencas.
Los padrinos de esta tercera boda de la aristócrata con más títulos nobiliarios del mundo fueron su hijo mayor, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, duque de Huéscar, y Carmen Tello, íntima amiga de la duquesa y esposa del torero Curro Romero.
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