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TURISMO Slow Travelling: El placer sin prisas Alrededor de una treintena de hoteles repartidos por los cinco continentes se reúnen en una guía de viajes de un movimiento global que propone disfrutar del goce de viajar sin apuros.
Por Nana de Juan. EFE Reportajes
Fotos: cedidas por IMS Consulting.


Slow Travelling: El placer sin prisas

En la mítica isla de Ibiza (Baleares, España) se alza Hacienda Na Ximena, un maravilloso hotel ubicado al noroeste de la isla,  en uno de los escasos territorios vírgenes que todavía quedan en el continente europeo.


El Hotel The Racha (Tailandia), la Hacienda Na Ximena (Ibiza, España), el Hotel Montalembert (París) y el Metropolitan  (Londres), "forman parte de este turismo tan alejado de los  viajes convencionales, en los que se para el reloj y uno puede adentrarse en su destino con libertad y sin prejuicios, abriendo bien los ojos, pero también la mente y el corazón", subraya la española Virginia Gutiérrez en el prólogo de su directorio de Slow Travelling. "Capaces de sorprendernos con una estancia insólita, genuina y enriquecedora, estos hoteles han sido visitados y seleccionados por ella,  directora de una consultoría de comunicación, durante su periplo vital como viajera indómita. Esta experta llega a la conclusión de que el buen sabor de un viaje comienza con la elección del hotel, "gracias al contacto con una forma de vida más natural y sostenible, al hallazgo de una cocina tradicional llena de sabores asombrosos o los buenos consejos de los empleados, sin los que nunca hubiera conocido tantas personas ni sitios tan encantadores".   


Este directorio de hoteles "Slow Travelling" está dividido en cuatro categorías: hoteles urbanos, templos del gourmet, en busca de la espiritualidad  o aventuras  hacia destinos remotos, "con experiencias de vértigo en inmensos desiertos, cumbres heladas o valles apenas tocados por la mano del hombre", destaca Virginia Gutiérrez.   


Hacienda Na Ximena, el placer de lo natural
En la mítica isla de Ibiza (Baleares, España) se alza Hacienda Na Ximena, un maravilloso hotel ubicado al noroeste de la isla,  en uno de los escasos territorios vírgenes que todavía quedan en el continente europeo, obra del arquitecto belga Daniel Lipsyc y su mujer en los años sesenta del pasado siglo, cuando este entorno era un paraíso hippie para amantes de la naturaleza.


Fieles a sus principios, esta familia se esfuerza cada año en mostrar a sus huéspedes la verdadera esencia de Ibiza con originales experiencias como clases de cocina con vistas al mar, excursiones secretas en Zodiac hacia calas ocultas,  divertidos recorridos en motos Harley Davidson o sesiones de tai-chi en la terraza de la hacienda, situada a 180 metros sobre el nivel del mar, rodeada de salvajes acantilados, una exuberante flora y las relucientes aguas del mar.


La decoración de las estancias combina la típica arquitectura ibicenca con detalles de influencia árabe y balinesa, presentes también en sus 70 habitaciones y suites, todas ellas con jacuzzi panorámico. La Hacienda alberga el Spa La Posidonia, un espacio único entre el mar y la montaña consagrado al bienestar del cuerpo, la mente y el alma, aunque el tesoro oculto de Na Ximena sean sus fascinantes "cascadas suspendidas", un sensacional recorrido de talasoterapia al aire libre formado por diversos lagos y cascadas de agua marina "colgadas" sobre la inmensidad del océano. Sus tarifas oscilan entre los 240 y los 1.800 euros (entre 320 y 2.402 dólares). 



El Hotel The Racha es un pequeño paraíso situado en una isla bañada por el mar de Andaman, al sur de Phuket, la capital de Tailandia. En la foto, una de las piscinas interiores.


The Racha, sostenible y sostenido
Sobre una brillante playa de arena blanca descansa plácidamente el hotel The Racha, situado en la isla Racha Yai, bañada por las aguas cristalinas del mar de Andamán,  a 15 kilómetros de Phuket, capital de la isla y provincia del mismo nombre, en Tailandia.


Lugar ideal para esconderse y recuperar energía bajo los rayos del sol, sus 70 villas diseminadas a lo largo de la costa se alzan sobre una pequeña colina y hacen gala de una decoración alegre y minimalista, carente de ostentación. Sin embargo, el estilo y el confort propios de un hotel de lujo se traducen en detalles, como los suntuosos baños con ducha de lluvia al aire libre. En los cuatro pabellones tailandeses del Anumba Spa, los huéspedes encontrarán un verdadero templo de relajación, donde podrán practicar yoga o disfrutar de los mejores tratamientos orientales, como un baño de vapor o los efectos relajantes de un auténtico masaje oriental.


Los arrecifes de coral que circundan la isla, proporcionan al viajero una oportunidad única para bucear o descubrir las guaridas de las tortugas, tiburones ballena y mantas rayas, aunque los más comodones también se pueden zambullir en las dos piscinas del hotel, rodeadas de frondosos jardines tropicales. 


Los propietarios de este hotel, partidarios de la cultura sostenible, se han negado a la tala indiscriminada de árboles, permitiendo así que sus ramas atraviesen de forma natural las cubiertas y terrazas de las villas.


Su precio, según el catálogo consultado, oscila entre los  6.900 y los 52.000 bath tailandeses (entre los 229 dólares y los 1.728 dólares), en función de la temporada y del tipo de habitación.   



El equipo del hotel Montalembert mantiene con orgullo que su establecimiento crea adictos, enamorados de las flores frescas colocadas sobre la mesa de la habitación o de de los libros de sus estanterías.


Hotel Montalembert, el refugio intelectual
Si el viajero decide pasearse por Europa, el Hotel Montalembert resulta el  refugio ideal para descubrir el alma bohemia y vanguardista del París de mediados del siglo XX, el que posee el  barrio de Saint Germain des Prés , desde cuyos cafetines Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir dieron vida al existencialismo.


Una clásica fachada de estilo parisino nos da la bienvenida  a este edificio, un coqueto hotel-boutique de 56 habitaciones entre cuyas intrincadas calles vivieron artistas, intelectuales y escritores y que ahora dan cobijo a las más prestigiosas  boutiques, terrazas, galerías, editoriales y tiendas de antigüedades. 


La estética del hotel, a cargo del arquitecto Christian Liaigre, remite a un lujo chic pero nada ostentoso, que combina los elementos antiguos, como el  ascensor forrado de estaño o  la escalera original del edificio, con modernas esculturas africanas y sofás de diseño. 


El establecimiento depara al huésped otras agradables sorpresas, como el "coin cheminèe"; "ideal para relajarse al calor del fuego, su alegre terraza a pie de calle o su magnífico restaurante de cocina francesa, en donde podrá degustar sus especialidades rodeados de fotos de estrellas clásicas del celuloide como Sofía Loren, Jane Mansfield o Audrey Hepburn. 


El equipo del hotel mantiene con orgullo que su establecimiento crea adictos, ya que el 50 por ciento repiten su estancia entre cuatro y diez veces al año, enamorados de las flores  frescas colocadas sobre  la mesa de la  habitación, de los libros de sus estanterías o de sus  lámparas de bronce.


El precio oscila entre los  270 y los  900 euros por noche (entre 360 y 1.200 dólares)  en función del tipo de habitación y de la temporada del año. 



La decoración del Hotel Metropolitan London se aleja del clásico "decorado british" y apuesta por un diseño dominado por los tonos naturales como el blanco, el miel, el menta o el crema.


Del frío londinense al Hotel Metropolitan
En Londres, el Hotel Metropolitan les sorprenderá por su ubicación inmejorable, con increíbles vistas a Hyde Park,  por el aspecto "cool" de sus empleados, vestidos por  Armani de los pies a la cabeza, y por su decorado amplio y luminoso.


Sus 150 habitaciones se alejan del clásico "decorado british" y apuestan  por un diseño dominado por los tonos naturales como miel, menta o crema, con baños de mármol y cristales  esmerilados, y sábanas de algodón  egipcio para procurar al invitado un sueño profundo y reparador.


Uno de los motivos para no abandonar sus estancias ante el frío londinense pasa por dirigirse hacia el "CMO Shambhala Urban  Escape" del Metropolitan, un espacio de salud donde priman las terapias de inspiración asiáticas o bien al Afternoom De-Light, una reinvención del té británico en clave sana y creativa.


Por si eso fuera poco, los amantes del buen comer tienen en el mundialmente reconocido restaurante Nobu al chef Nobu Matsuhisa, galardonado con una estrella Michelín por su cocina de fusión peruana-japonesa. Y, sin salir del hotel, el Met Bar sigue siendo uno de los bares más ‘trendy’ de Londres.


De marcada influencia nórdica, con iluminación zen y  una paleta de colores orgánicos y naturales, el Hotel Metropolitan contribuye a crear una atmósfera de confort y relajación, tanto en las habitaciones como en las zonas comunes, que hace difícil afrontar el tiempo londinense del exterior.


Sin embargo, como Picadilly Circus,  Trafalgar Square  y Knightsbridge están a un paso, mejor abrigarse bien y salir a pasear asesorados por los consejos del conserje de este hotel. Sus tarifas oscilan entre las 370 libras a las 3200 libras (de los 578 dólares a los 5.000 dólares), según la temporada del año y el tipo de habitación.


 


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Edición # 566 - 13 de octubre de 2011

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