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Las victorias del amor

Las victorias del amor

POR TANIA TINOCO
PERIODISTA. DIRECTORA DE TELEMUNDO

Cuando vi las fotos no lo podía creer.  ¡Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler juntos! Todo un escándalo en España, en Perú, en América Latina… Estaba tan sorprendida como intrigada. Aún recordaba las bellas palabras que Vargas Llosa dedicó a su esposa cuando recibió el Premio Nobel de Literatura.

A sus 79 años está enamorado, ilusionado con la socialité filipina primera esposa del cantante Julio Iglesias y viuda del exministro español Miguel Boyer. Ahora se dejan ver abiertamente. Acaban de estar juntos en Portugal, poco después de que el Nobel confirmara su separación aun cuando su esposa Patricia había enviado un comunicado desmintiendo la ruptura y rememorando una reciente celebración con su familia y en Nueva York, de sus 50 años de casados.

 El diario español El Mundo publicó un supuesto diálogo entre Vargas Llosa y su esposa, en el cual él confesó estar enamorado:  –No es una aventura como otras veces, Patricia, ahora es de verdad… yo ya he cumplido, tengo derecho a ser feliz. No tengo mucho tiempo-  

No hay divorcio a la vista, aunque el diario asegura que Vargas Llosa ofreció la mitad de sus bienes a Patricia (no sé por qué eso pueda tomarse como un gesto generoso). Legal y moralmente es lo justo.  ¿Y es justo enamorarse a los 79, admitirlo y enfrentarlo?  Vargas Llosa piensa que sí y lo demuestra, y no puedo dejar de calificarlo como  una victoria, una victoria del amor.   Aun así, tan disparatado y controversial, es digno de aplauso ese amor que se levanta sin más fuerza que la verdad.  Patricia Llosa de Vargas va a esperar por su propia victoria.  Que él regrese, tal vez arrepentido, tal vez vencido…  EL tiempo nos dirá si alguien ganó.

Quienes ya ganaron  en cambio, fueron los  activistas pro-matrimonio igualitario.  El 26 de junio,  la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, falló a su favor, en una gran victoria para el amor.

Por coincidencia yo  estaba en New  Orleans y me había levantado temprano para ver las noticias.  Se esperaba con ansias la votación…  No fue necesario buscar más tarde el resultado. Un desfile improvisado que llevaba por delante a los conocidos jazzistas nos hizo saber que el máximo tribunal de justicia consideraba legales los matrimonios del mismo sexo.  Por un momento me mezclé entre los marchantes jubilosos y aplaudí con ellos.  Recordé las veces que pregunté si el amor que sentimos por un hombre o una mujer puede ser mayor o mejor que él que siente un hombre por otro, una mujer por otra. Hoy estoy convencida de que el amor no escoge, no elige, no discrimina…  El  matrimonio igualitario, solo regula ante la ley las uniones que ya existían. El gran cambio está en el reconocimiento formal  de que todos somos iguales ante Dios, ante la ley. 

Esa noche la Casa Blanca se iluminó con un arcoíris y hasta las redes sociales ofrecieron instalaciones con las mismas franjas de colores que caracterizaron la lucha de los activistas gay.  La ya escandalosa y a veces desenfrenada calle Bourbon en el “Distrito Francés” estaba especialmente colmada y los  bares de gays simplemente no se daban abasto.  

Entiendo que estas líneas no sean las preferidas de muchos lectores por salirse de lo convencional y lo dictado en el catolicismo.  Lo entiendo y lo respeto, más aun cuando acabamos de recibir a ese mensajero extraordinario que es Francisco.  Cada quien está tomando para sí las frases sabias que pronunció.  Yo me quedo con esta: la familia no excluye a nadie… y es el primer hospital, donde también se atienden las heridas, incluso las del amor.