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Francisco en Ecuador
La visita del Sumo Pontífice de la Iglesia católica a nuestro país dejó un mensaje de amor y humildad. En sus homilías recalcó el papel de la familia como núcleo de la sociedad y de la evangelización como motor de la unidad de los pueblos.
A su llegada, en la pista del Aeropuerto Mariscal Sucre.
Con un acto sencillo, el Papa Francisco fue recibido en el Aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. Aquí con el presidente Rafael Correa y la primera dama Anne Malherbe.
“Desde aquí quiero abrazar al Ecuador entero. Que desde la cima del Chimborazo, hasta las costas del Pacífico; desde la selva amazónica, hasta las Islas Galápagos, nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y ancianos –que son la memoria de su pueblo–, de confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su país, que según el señor Presidente es el paraíso”.
"Doy gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina y estar hoy aquí con ustedes, en esta hermosa tierra del Ecuador. Siento alegría y gratitud al ver la calurosa bienvenida, es una muestra más del carácter acogedor, que tan bien define a la gente de esta noble nación".
A su llegada a la capital, el Sumo Pontífice recibió el cariño de la multitud congregada en las calles.
En el Santuario del Señor de la Divina Misericordia.
El Santo Padre durante su visita al Santuario de la Divina Misericordia.
“Le voy a pedir a Jesús, para cada uno de ustedes, mucha misericordia; que los cubra con su misericordia, que los cuide y a la Virgen que esté siempre al lado de ustedes”.
"...Les doy la bendición, pero... no, no les voy a cobrar nada, pero les pido por favor que recen por mí. ¿Me lo prometen?".
En la misa campal realizada en el parque Samanes.
En la misa en el parque Samanes de Guayaquil, el Papa dio una homilía enfocada en la familia.
“Familia es el hospital más cercano, cuando uno está enfermo lo cuidan ahí, familia es la primera escuela de los niños, es el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, es el mejor asilo para los ancianos…”
"En el seno de la familia, nadie es descartado, todos valen lo mismo. Me acuerdo que una vez a mi mamá le preguntaron: ¿A cuál de sus cinco hijos (nosotros somos cinco hermanos), a cuál de sus cinco hijos quería más? Y ella dijo: “Como los dedos, si me pinchan este, me duele lo mismo que si me pinchan este. Una madre quiere a sus hijos como son y en una familia los hermanos se quieren como son; nadie es descartado".
No como periodista, sino como una fiel más, nuestra redactora Nadia Zamora, nos relata su experiencia en la misa campal realizada en el parque Samanes de Guayaquil.
Pasadas las 00:20 del lunes llegamos al parque Samanes, un espacio desconocido para mí, por estar lejano a mi casa e iglesia, el bus que nos transportó a mi familia y a mí nos dejó afuera del recinto, aún lejos del lugar al que debíamos ir, pero la madrugada fresca y serena nos permitió avanzar hasta donde íbamos a esperar. Muchas personas ya hacian vigilia, sentados o acostados en el suelo de tierra y piedra, el espacio que se convertiría por la mañana en un templo al aire libre.
Cánticos, rezos, ronquidos, risas, murmullos… eran los sonidos con los que nos acurrucamos para descansar un poco antes del momento tan esperado, la llegada del Papa Francisco, el representante de la Iglesia católica, a la cálida y húmeda ciudad de Guayaquil. Escuchar sus palabras y recibir su bendición, fueron algunas de las razones por las que muchos ecuatorianos y extranjeros se reunieron en este espacio.
Ya a las 07:00 las personas estaban despiertas, escuchando la animación que se tenía preparada para hacer que mirar el reloj cada 5 minutos no fuese la actividad más importante. Todo ayudaba para hacer menos larga la espera, pero el sol empezó a calentar el día de forma agobiante.
Para aquellos que no pudimos confesarnos en nuestras respectivas parroquias, tuvimos el sacramento de la confesión bajo una carpa, y a ese espacio nos acercamos luego todos quienes quisimos comulgar.
Los desmayos, debido al despiadado clima, no faltaron. Pero a pesar de las peripecias, el lugar estaba repleto de invitados a una fiesta, y como en toda fiesta, imperaba más la felicidad que el descontento. El chorro de agua lanzado por los bomberos hacia la multitud ayudó a calmar un poco el sofoco.
¡Francisco amigo, el pueblo está contigo!, fue el cantar de toda la Iglesia cuando llegó el sucesor de San Pedro. Cuando yo lo vi pasar, el gozo fue mayúsculo, imagino que no fui la única en sentirlo, muchos saludaban hacia arriba con los ojos vidriosos por las lágrimas.
Su mensaje sonó fuerte y claro luego de la lectura del Santo Evangelio. “La institución familiar es la base y la que tanto aporta al bien común de todos".
El Evangelio en el que Jesús convierte el agua en vino fue el punto de inicio para hablarnos de la familia, de la fe, del amor, de la unión. Para esto comenzó comparando el vino que se acabó, con la carencia de amor.
Todo el sermón fue conmovedor, fueron palabras muy sentidas e importantes. Y para culminar esta homilía -creo la más importante hasta ahora en mi vida- debo ir al final de su mensaje en el que nos hace saber “que la familia necesita de este milagro”, refiriéndose a la conversión del agua en vino, y asumiendo el agua de las tinajas como el pecado y su conversión a vino como el milagro. Para cerrar todo su mensaje nos alienta al decirnos que: “El mejor de los vinos está por ser tomado, lo más lindo, lo más profundo y lo más bello para la familia está por venir…”
Continuó la misa y una gran multitud comulgó y luego recibió la bendición. La canción ¡Bendecid, oh Señor, las familias! sonó como una súplica constante, mientras miles buscaban la salida. Aún faltaba una ardua caminata para conseguir un medio de transporte. Casi una hora me tomó a mí y a mi familia encontrar el bus que nos devolvería al hogar. Aunque agotada y sintiendo que fue una odisea llegar, ese día experimenté un gozo tan profundo, que ni el cuerpo adolorido me arrebató.
Alrededor de 630 mil personas se congregaron en el parque Samanes de Guayaquil para ser partícipes de la primera misa del Papa en Ecuador.
Una imagen de la Sagrada Familia expuesta durante la misa campal en Guayaquil.
“El mejor de los vinos está en la esperanza, está por venir para cada persona que se arriesga al amor, y en la familia hay que arriesgarse al amor, hay que arriesgarse a amar… Murmúrenlo hasta creérselo, el mejor vino está por venir… susúrrenselo a los desesperados o a los desamorados…”
En la Catedral Metropolitana, junto a autoridades de la Iglesia católica de Ecuador.
“Noble pueblo ecuatoriano, para que no haya diferencias, que no haya exclusivos, que no haya gente que se descarte. Que todos sean hermanos, que se incluya a todos y que no haya ninguno que esté fuera de esta gran nación ecuatoriana”.
Vigilia campal en el parque Bicentenario en espera de la misa del Papa Francisco.
La vestimenta que usó el Papa Francisco en la misa en Quito fue confeccionada y bordada a mano por artesanos cuencanos. Constaba de: alba, estola, casulla, mitra y cíngulo.
Misa campal en el parque Bicentenario
“La evangelización no consiste en hacer proselitismo -el proselitismo es una caricatura de la evangelización-, sino en atraer con nuestro testimonio a los alejados, es acercarse humildemente a aquellos que se sienten lejos de Dios y la Iglesia…”.
“Donándose el hombre vuelve a encontrarse a sí mismo con verdadera identidad de hijo de Dios, semejante al Padre y, como él, dador de vida, hermano de Jesús, del cual da testimonio. Eso es evangelizar, esa es nuestra revolución, porque nuestra fe es siempre revolucionaria, ese es nuestro más profundo y constante grito”.
El Santo Padre dejó en evidencia su amor y ternura hacia los niños. Aquí con una pequeña en la iglesia San Francisco en Quito.
Desde techos, ventanas y balcones, las personas buscaban la forma de ver al Papa y captar una imagen de recuerdo.
“La gratuidad es requisito necesario para la justicia. Lo que somos y tenemos nos ha sido confiado para ponerlo al servicio de los demás, gratis lo recibimos, gratis lo damos; nuestra tarea consiste en que fructifique en obras de bien”.
Iglesia San Francisco.
“De la fraternidad vivida en la familia nace la solidaridad en la sociedad, que no consiste únicamente en dar al necesitado, sino en ser responsables los unos de los otros”.
“Nuestros centros educativos son un semillero, una posibilidad, tierra fértil para cuidar, estimular y proteger”.
Santuario de la Virgen del Quinche.
Durante los diferentes recorridos, el papamóvil lucía cubierto de flores, lanzadas por los feligreses congregados en las calles.
"... cuiden la salud pero sobre todo cuiden de no caer en una enfermedad que es medio peligrosa para los que el Señor nos llamó gratuitamente a servirlo, no caigan en el Alzheimer espiritual, no pierdan la memoria, sobre todo la memoria de dónde me sacaron".
En un acto de espontaneidad, en el Quince, el Papa dejó de lado el discurso que tenía preparado y expresó hermosas palabras improvisadas.
“Por favor, por favor, les pido que recen por mí porque yo también siento muchas veces la tentación de olvidarme de la gratuidad con la que Dios me eligió y de olvidarme de dónde me sacaron. Pidan por mí”.
El Papa Francisco mientras colocaba un rosario a la imagen de la Virgen del Quinche.
Malabares Cotidianos
EL CARRITO
Supongo que si vives en Río de Janeiro o en México DF, cuando le dices a una persona “No quiero verte nunca más”, es muy posible que el decreto se cumpla.
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