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Amor de lejos ¿Felices los cuatro?

Por Dágueda Salgado Ordóñez dsalgado@vistazo.com

No concuerdo con aquella frase de "…felices los cuatro", porque pienso que cuando hay "amor verdadero", este puede atravesar las barreras más distantes. Por experiencia, puedo afirmar que si existe lealtad al compromiso y respeto hacia la pareja, el amor sigue siendo el gran protagonista de la historia... Han pasado dos años en que, por motivos laborales, mi esposo y yo vivimos en ciudades distintas, pero  aunque nos resulte difícil alejarnos y muy triste extrañarnos, esta separación nos ha fortalecido porque disfrutamos plenamente de cosas simples, que nutren la calidad de tiempo que nos entregamos. 

La terapeuta Cecilia Chávez de Larrea menciona que toda relación debe prepararse para una crisis como esta: el ausentismo frecuente de uno de los cónyuges. Sin embargo, actualmente, se cuenta con la tecnología, gran aliada para mantener unida a la pareja y evitar que entren en juego los celos y la desconfianza. "Para prevenir que se llegue a faltar al compromiso, los esposos deben tener reglas claras, iguales para ambos. Es necesario hacer un acuerdo: comprometerse a ser honestos y no ocultar si empezara a nacer atracción por otra persona… Lo más difícil es evitar las tentaciones, pero con este pacto de fidelidad se hará frente a cualquier tentación”, manifiesta la orientadora.

Lejos, pero juntos
Aunque sean miles los kilómetros que los separen, es fundamental que la pareja se mantenga sólida, buscando, a toda costa, no distanciarse emocionalmente. El diálogo, la confianza, el respeto, la sinceridad, el espíritu de sacrificio y la incondicionalidad son  factores que afianzan la unión. El objetivo de estos sentimientos es que se proyecten en conjunto para evitar la tristeza, la desesperación y el dolor que significa no verse una semana, un mes o un año. "El contacto diario, mediante el uso de la tecnología, permite acortar la lejanía y desaparecer la nostalgia que produce el no tenerse físicamente. Asimismo, seguir trabajando unidos, planificando un futuro común, los une y proyecta al día en que volverán a estar juntos", asegura la terapista. 

Un ingrediente clave para manejar una relación a distancia es la buena comunicación, porque genera confianza y tranquilidad para enfrentarse al futuro, sin dejarse vencer por las adversidades. "Al levantarse o antes de dormir se puede hacer videoconferencia o llamarse y dedicarse tiempo exclusivo para compartir tristezas y alegrías, sin apuro ni solo por cumplir, respetando ese momento íntimo-familiar, que los fortalece".

"Seguir trabajando unidos, planificando un futuro común, los une y proyecta al día en que volverán a estar juntos".

Los riesgos que se asumen
Cuando se toma la decisión de distanciarse, lo más triste es no valorar ese sacrificio. "Hay que analizar cuidadosamente si la mejora económica va a alcanzar para mantener estabilidad emocional y no solo financiera. Pensar si esa es la única manera de cubrir las necesidades, porque si hay hijos de por medio, ellos necesitan a ambos padres para crecer afectivamente y formarse en valores", recalca la terapista Chávez. Hay matrimonios que se han habituado a los viajes frecuentes de uno de los esposos y les va muy bien porque valoran cada minuto juntos. Además, los niños han sido educados dentro de esa realidad y entienden, de forma madura, las ausencias cortas de uno de sus papás, teniendo al padre que viaja presente en las palabras del progenitor que queda a cargo. "No hay que caer en el error de ocultar un mal comportamiento ni amenazar con la llegada del padre para que tome cartas en el asunto ante una falta, al contrario, quien está fuera debe conocer las novedades importantes, mientras que el padre que queda en casa debe hacer cumplir las medidas que ambos acordaron. De esta manera, cuando la familia se reúna, los miembros pueden aprovechar el tiempo para afianzar lazos y los hijos esperar con alegría y no con temor". 

También puede ocurrir que para evitar el sufrimiento, se trate de olvidar a la familia, aislándose emocionalmente y logrando quedar fuera, siendo solo quien realiza las transferencias monetarias. Esta actitud, inconscientemente, coloca a la pareja en un estado de conflicto involuntario. "Cuando la relación no tiene la suficiente solidez, con la distancia puede salir a flote que lo que los unía no era amor, sino costumbre y, por ende, que uno de los dos no resista la lejanía, y el compromiso de amor se rompa", destaca la sicóloga y afirma que a pesar de planificar correctamente, hay casos en los que la separación pesa más de lo que se supuso en sus planes originales.

¡A tiempo!
Cuando uno de los cónyuges comienza a sentir atracción por otra persona,  debe inmediatamente conversarlo con su pareja.  “Ambos tienen que hablar sobre cómo se sienten al respecto. Analizar acerca de qué creen que ha faltado para fortalecer la relación. Si necesitan la presencia física del otro, tomar la decisión de visitarse (sin verlo como gasto, sino como inversión), antes de caer en la infidelidad. Si la pareja se unió  por amor, siempre habrá manera de ayudarla a mejorar, solo si ambos aceptan hacer cambios y son honestos".


Señales que preocupan
Aparte del amor, la sinceridad del uno con el otro es fundamental para impedir que la situación se agrave. Si uno de los dos siente que ya no puede seguir manteniendo la relación solo por teléfono o por Internet, hay que buscar la manera de reunirse nuevamente, ya sea por poco tiempo o de manera definitiva, sin arriesgar la estabilidad emocional del hogar. 

A continuación, algunos signos que  indican que algo no marcha bien. 
» Sentir ansiedad marcada o depresión en uno de los cónyuges o en los hijos. 
» Empezar a sentirse aliviado con la distancia. 
» Comenzar a comportarse como si fuera soltero. 
» Verificar notas bajas en los estudios de los chicos. 
» Permitir conversaciones con terceras personas. 
» Evitar la comunicación con la pareja. 
» Mostrar malgenio, producto de la ira por sentirse incomprendido o abandonado, o por el hecho de sentir frustración sexual, generando ira, resentimiento, desconfianza y celos. 
» Sentir que no se necesita del otro. 
» Esperar transferencias financieras más que el regreso del esposo.   
» Dejar que la rutina del hogar quite el espacio y el tiempo para el diálogo. 
» Aplazar los reencuentros  de manera disimulada o totalmente obvia.

Y el ámbito sexual?
Los deseos sexuales pueden controlarse hasta cierto punto, pero en una separación prolongada de la pareja, sin duda, va a originar fricciones. Lo ideal es que puedan mantener contacto de alguna forma. Aquí, entra nuevamente en juego la tecnología. Ambos pueden contarse sus fantasías, coquetear y seducirse por teléfono, chat o videoconferencia. Actualmente, las relaciones virtuales les permiten sentirse queridos. Toda alternativa que los ayude a permanecer  unidos es válida. Si hay que aplazar la reunión, se debe  conversar al respecto con total confianza, estipulando una fecha de encuentro, que se respete y no se dilate por las circunstancias.

Los deseos sexuales pueden controlarse hasta cierto punto, pero en una separación prolongada de la pareja, sin duda, va a originar fricciones.

¡Importantísimo!
Para Cecilia Chávez de Larrea, la separación geográfica no debe durar más de dos años sin que la pareja pueda reunirse definitivamente, porque podría correrse el riesgo de no dejar lugar para quien  tuvo que ausentarse.  Cada vez que sea posible, es necesario poner en una balanza los siguientes aspectos:
• Los hijos necesitan mayor contacto con ambos padres conforme van creciendo, ya que cada uno cumple un papel en su formación.
• Aunque parezca que la pareja se ha acostumbrado a la separación, habrá momentos en que se necesite la presencia del cónyuge y la solución es recurrir a los medios para reunirse de nuevo.
• Mientras mayor sea el tiempo de distanciamiento, la familia necesitará más tiempo para adaptarse al regreso del que se fue.
• Para evitar que el padre ausente se sienta ajeno a su hogar, hay que instaurar rutinas que lo incluyan.
• El apoyo en todo momento es básico para que la pareja siga caminando en la misma dirección.


Asesoría: Cecilia Chávez Bowen de Larrea, orientadora familiar y terapeuta de parejas. Telf.: 0995377558. (Guayaquil)


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Edición # 589 - 12 de septiembre de 2013

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