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Mientras espero
Prefiero pararme en la zona de la esperanza, en el espacio donde es posible confiar en días mejores, en noticias alentadoras como la del juego virtual creado por 2 jóvenes cuencanos; en la posibilidad del desvanecimiento del Fenómeno del Niño; en la señal de autocrítica del Gobierno al aceptar como válida la decisión de Ecuavisa de no exhibir cadenas discriminatorias.
Mientras espero el desarrollo de los acontecimientos a mi alrededor, no permito contagiarme con el eco de la violencia y el horror de la guerra, sin que esto signifique caer en la pavorosa indiferencia. Rezo por las víctimas del conflicto de Gaza donde el extremismo fatal de Hamas, ha recibido de Israel una reacción también extremista y también fatal, que cuenta 66 víctimas mortales al iniciar agosto. Al mismo tiempo, 1717 palestinos muertos, entre ellos 400 niños. Los misiles han destruido sus casas, sus escuelas, incluso aquellas levantadas por Naciones Unidas.
La ONU es incapaz de lograr un freno. El último "alto al fuego" del 1 de agosto duró apenas 1 hora y media. Pero la guerra no está solo en Gaza. Siria vive un genocidio que no se detiene y aparece cada vez menos en la prensa mundial. En Libia hay guerra civil que ya logró disolver el gobierno de Trípoli, contando sus muertos por cientos… En Irak, el Califato Islámico de Mosul pretende imponer el Islam a sangre y fuego.
Una sombra creciente de fragmentación geográfica invade Europa con una desenfrenada participación de Rusia. Vladimir Putin maneja los hilos del conflicto de Ucrania, en cuyo espacio aéreo se derribó un avión de Malasya Airlines con 298 personas a bordo… Sin ese nivel de irracionalidad política, los pretendidos plebiscitos Cataluña y Escocia, nos dicen a todas luces que los conflictos por secesiones y autonomías, están lejos de terminar.
África, más allá de sus propias guerras, hoy pelea contra el virus del Ébola. Van más de 700 muertos y solo ahora parece haber despertado una alerta mundial para que las grandes potencias hagan efectiva su ayuda en material de salud pública.
Y nuestra América, vaya que tiene gravísimos problemas. En el sur, Argentina en default, aunque la presidenta Cristina Fernández no lo admita y escape de su realidad creando por decreto un 22% de aumento en el gasto público. En el norte, la avalancha de niños llegando solos a Estados Unidos, aun a riesgo de su vida. Un problema que no puede zanjarse sin la vigencia de una reforma migratoria. El presidente Barack Obama no logra convencer al Senado, sin poder cumplir esta promesa de campaña, pendiente desde su primera presidencia.
A Ecuador nos toca directamente, si consideramos que Nueva York es de alguna manera, la tercera ciudad del país por la cantidad de inmigrantes ecuatorianos instalados en la Gran Manzana y su zona de influencia, en buena medida sin residencia legal. Solo en la avalancha de menores, mayoritariamente de Centroamérica que ocurre en estos días, nuestra embajadora en Washington, Natali Cely, ha contabilizado más de 600 niños ecuatorianos…
Es el mundo del que se querría bajar Mafalda y en el que optimistas incorregibles a quienes me sumo, aún encuentran belleza, esperanza, amor. Por eso, mientras espero y confío, sonrío.
Opinión2
Mientras espero
Por oscura que sea la noche, la luz llegará al amanecer.
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