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Turismo La cautivadora Bruselas Sede el Parlamento Europeo y capital de Bélgica, el país de la cerveza y los pralines, esta ciudad encanta por su contraste entre rincones pintorescos y edificios modernos


La cautivadora Bruselas

Diversa, cálida, encantadora, así podría calificar Bruselas. La capital belga me enamoró con sus múltiples facetas de urbe cosmopolita y administrativa, y por ser un importante puerto comercial, características que no la hacen fría ni distante; más bien,  todo lo contrario.


Cada rincón de Bruselas refleja la diversidad cultural de Bélgica, un país con 3 idiomas oficiales: alemán, neerlandes (flamenco) y francés. La calidez de sus habitantes (un 80% de habla francesa) y sus pintorescos barrios la han convertido en una de las ciudades más visitadas de Europa.


La Grand Place, el alma de la ciudad
La Grand Place es el punto de partida ideal para un recorrido turístico, cultural y gastronómico. Es una plaza que destaca por su belleza y los diferentes diseños de los edificios que la rodean. El más significativo es el ayuntamiento por su arquitectura gótica y cuya iluminación nocturna es un verdadero espectáculo.


En cada año terminado en un número par, en esta plaza se realiza el festival de las flores que constituye una alfombra de begonias de 1860 metros cuadrados; y en todos los inviernos se monta una pista de patinaje sobre hielo con dimensiones impresionantes.


Además de albergar el Museo de la Ciudad, sus edificios están copados de las famosas Braseries, una mezcla de café y restaurante. Son el lugar perfecto para probar una cerveza, la bebida representativa de Bélgica, donde se encuentran alrededor de 300 marcas de este producto. Cada una con un sabor particular y un vaso característico. El origen de esta bebida remonta a la edad media, cuando no era seguro beber agua debido a la contaminación de los ríos, por lo que los monjes fermentaban el agua en sus abadías, convirtiéndola en cerveza.  


Le recomiendo que pruebe mi favorita, Leffe blond, en el café - restaurant La Chaloupe d’or, ubicado justo al frente del ayuntamiento.


 El centro histórico
Te puedo asegurar que si visitas Bruselas, te enamorarás de las calles empedradas de su centro histórico, tal como lo hice yo. Mapa en mano partiendo de la Grand Place puede seguir hacia el sur hasta llegar al Manneken Pis, una pequeña estatua de bronce de un niño haciendo pipí en la Rue de l'Etuve, imagen favorita en las postales de Bruselas. La estatua data de 1619 y, aunque no se conoce exactamente el porqué de su construcción, es uno de los símbolos de la ciudad. Incluso, los turistas lo visten con atuendos típicos de sus países y/o de acuerdo a la época del año. Un museo conserva unos 800 trajes que se conservan a manera de colección.


De vuelta hacia el norte se camina por encantadores y estrechos callejones típicos de la ciudad, a la par que se atraviesan clásicas galerías, como  la St. Hubert  que data del siglo XIX y es una de las tres que aún se conservan de esa época. Todo esto matizado con gigantescos murales de personajes de las tiras cómicas originales de Bélgica, como Tin Tin o Lucky Luke, distribuidos por toda la ciudad.


Los amantes de los mariscos podrán encontrarlos en su oferta más variada en la Rue de Boucheres. Las decoraciones de los restaurantes son verdaderas obras de arte que incitan a quedarse a probar las delicias del mar. No dejes de sentarte en las mesas exteriores, pues cuenta con calefactores a gas para los días fríos.


El plato tradicional son las moules o mejillones, cocinados con vino blanco y acompañados con papas fritas y por supuesto una cerveza, una tentación irresistible. Te recomiendo Chez Leon 1893, un restaurante acogedor y confortable, sin mayores lujos, pero en el que se comen unos sabrosos mejillones.


El toque dulce lo ponen los incomparables pralines belgas. Estos bombones de chocolate blanco, negro, con leche, con los más variados rellenos y diseños, son un verdadero manjar. Las mejores chocolaterías como Neuhaus, Godiva, Leonidas o Guylian  tienen unas vitrinas tan artísticas y exquisitamente decoradas que es imposible no caer en la tentación.


También es obligatoria una visita a la Catedral de St Mitchel et Gudule, donde se realiza la coronación a los reyes. Su diseño combina gigantes proporciones con la delicadeza del estilo gótico.


El contraste perfecto
No dudes en tomar el metro, cuyas estaciones están artísticamente decoradas, para visitar las atracciones de las afueras de la ciudad, como la futurista Atomium, una torre de aluminio en forma de átomo, 165 billones de veces más grande que uno real. Esta edificación gigantesca fue construida para la Exposición Universal de 1958, y fue remodelada y reabierta al público el pasado febrero. Ofrece una vista espectacular de la ciudad y posee un restaurante en la más alta de sus nueve esferas.


Bruselas es una ciudad especial. Un destino para los amantes de las grandes ciudades con rincones pintorescos, que permite encontrar ese balance entre lo antiguo y lo moderno, lo dulce y lo salado, y lo pequeño, pero no por ello, menos espectacular.

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